CARMEN FLORENCE GAZMURI-CHERNIAK

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¿QUÉ HA DICHO? ¿PINTURA FRANCESA?

16 novembre, 2022 (12:20) | Non classé

       ¿QUÉ HA DICHO?

 

 

 

  ¿PINTURA FRANCESA ?

                                                     ¡Por favor!

 

“Yo no llegué a Paris en 1928, cuando era aún un muchacho, para” perfeccionarme” en pintura, sino para tomar consciencia de la revelación de la pintura moderna francesa.”

 

                                                              Hernán GAZMURI

                                                                   Beca tortuosa

                                                           La Últimas Noticias 1976

 

Estimados Lectores de lengua hispana:

Reproduzco aquí, un frase del artículo de prensa, BECA TORTUOSA, publicado por le pintor Hernán GAZMURI en el periódico Las Ultimas Noticias en 1976.

Uno de tantos, que debió publicar durante toda su vida, defendiéndose como un titán frente a los canallas chilenos que lo injuriaron sin cesar, hasta post-mortem siguió la persecución, pero entonces, desde entonces, tuvieron que encontrarse conmigo, no los dejé pasar ni podrán nunca más persistir en sus mentiras y calumnias, porque mi libro que reedito este mes, para el aniversario de su muerte, desmiente, y queda sellada para la eternidad la verdad sobre su vida y su obra.

El Pintor Hernán Gazmuri, El heroísmo del pintor víctima de una infamia.

Vamos directo al asunto que quiero desarrollar hoy.

Les advierto que no tengo la más mínima intención de escribir una “criticade la pintura actual”; ni pretendo volver a rememorar la verdad de la pintura para hacer revivir en Francia un pasado pictórico que los franceses ante la maravillosa teoría de la pintura moderna fue instaurada por André LHOTE, con su arte, con su enseñanza, con sus Tratados, las nuevas generaciones de los “responsables del arte” en Francia la  han olvidado y pisoteado, dejándolo con alevosía y premeditación en el olvido.

A los profesores de arte, no les conviene recordar ni basarse en las teorías de André LHOTE, porque su enseñanza es verdadera, exige sobrepasarse, exige lo absoluto, y esta época noes propicia a la práctica del absoluto; el arte cualquiera que sea exige el sobrepasarse hacia la cima de la perfección.

Los responsables del arte pictórico en Francia han preferido darle primacía a estafadores del arte, los que son premiados y regaloneados por ser los efebos adorados de aquel que agarra y dispone en sus manos de las sumas del Estado que van a parar entre los “elegidos”, congraciados de “los responsables”.

Es así como becas y estadas en la Villa Médicis, son repartidas con creces, para que pinten a cuatro manos el concierto pictórico de lo inmundo, es decir esas pachotadas de brochazos de pintura de tarro, grosera, la “anti-pintura”, donde mientras más grande sea la tela, más grande será el cúmulo de las becas.

Esos jóvenes ignorantes son los buenos defensores de su politiquería de pacotilla, la Mazamorra, es como yo denomino la política de estos politiqueros que prostituyen la pintura desde hace ya buenos decenios en Francia.  

Fue así como en los años ochenta, cuando llegué a Francia creyendo como una pobre idiota que, como Cezanne, iba a” étonner Paris avec mes pommes”, me di un costalazo histórico; he aquí que estoy pintando y acumulando cuadros que nadie verá ni apreciará. Ni siquiera después de muerta.

André LHOTE con su Tratado de la figura y del paisaje, y con su maravilloso ensayo Las Invariantes Plásticas, nos ha legado una herencia insospechada para todos los jovencitos que quieren ser “pintores modernos»; estos tratados de la pintura que Lhote nos dejó en herencia generosamente,  perdurará para siempre, están a la disposición  de todo aquel joven pintor que quiera entregar su vida a la pintura y consagrarla a descubrir lo que se aprende avanzando por la vida y el arte sobre un andamio seguro donde construir sus descubrimientos plásticos y avanzar por ese peligroso camino del arte pictórico.  Pero ¿quién lo descubrirá?

¿Quién sabrá que existen esos tratados de Lhote?

En las librerías no existen, los editores dicen que no se venden, que nadie los reclama.

¿Quién se verá sorprendido y ansioso, de saber de su existencia, y grandemente motivado, como para desplazarse e  ir a una biblioteca,para leerlos?

Además, surge un segundo problema, “no se aprende a pintar leyendo”

Sera necesario un “maître”, que interprete, ponga en práctica Las Invariantes Plásticas”, el pintor aprendiz de hoy no tiene ni Tratados, ni Maître, ni taller.

Como decía Lhote: “no hay arte sin teorías.”

Mi padre comenzó a enseñarme la pintura a mis dieciséis años, antes no se está preparada; contrariamente a lo que se cree, la pintura es un trabajo intelectual; el ojo, la mano son dirigidos por el cerebro, la configuración mental no está formada antes, por lo cual el taller me fue abierto sólo a mis dieciséis años, y mi padre, el pintor Hernán Gazmuri, me dijo:

” debes saber que tú, a tus dieciséis, tienes la enseñanza de Lhote, de primera mano conmigo, en casa, tranquilita, no lo olvides, tienes fácilmente, lo que yo tuve que ir a buscar a mis 28 a París, a costa de mi vida, no lo olvides nunca.”

Quién sabrá que en los años veinte, treinta, en la calle de Odessa, en el Taller Libre de André Lhote, se echaban las raíces eternas de árboles centenarios que harían perdurar durante siglos la verdadera pintura moderna francesa, es aquí en Francia, en París, donde nació la verdadera pintura moderna… y para la eternidad; esa maravillosa vía que se descubre cada día en estudios preparativos, en croquis y dibujos que son las escalas diarias, tal como el concertista prepara sus conciertos, en descomposición, en cortes, repeticiones, hasta llegar a ese conjunto armonioso de la tela definitiva, llegar al hecho definitivo, sea éste pintura, escritura o música, el trabajo es el mismo; se necesita ensayos, eso que ahora nadie quiere conocer ni desea someterse, porque ese trabajo implica estudio, tiempo y paciencia, tres elementos que en el mundo estúpido de hoy rechaza.

Antes de cerrar este artículo voy a la actualidad contingente:

El color negro tanto como el blanco nos ofrecen peligros latentes que lo sabe todo verdadero pintor, suponiendo que esa especie en extinción exista aun en algún lugar recóndito del mundo planetario.

El blanco en exceso, sin saber emplearlo, se transformará en pintura “lechosa”; es decir, en la destrucción del color y de su vibración en matices; si el negro no se emplea en pequeñas dosis, a la Rembrandt, ¡Ay! ¡¿Qué dije?! Ni siquiera se han preocupado de Rembrandt; se transformará ese negro, en la negación de la pintura.

 Es así como este, mi querido y pobre país de adopción, esta pobre Francia, se cae extasiada ante la idiotez absoluta, en eso que creen que es “pintura”; es así como Francia está equivocada e irremediablemente enferma de una ceguera pictórica colectiva.

El lugar que les conviene no es un hospital, es una suerte de que exista el terminus du Père Lachaise o de otro parecido, donde éstos prostitutos de la pintura llegan por fin un día.

 

Carmen Florence Gazmuri Cherniak

 

 

 

 

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