MUERTE A LA CARTA
MUERTE A LA CARTA
Estimados Lectores de lengua hispana,
LA VEJEZ , LA INVALIDEZ Y AHORA LA MUERTE A LA CARTA EN FRANCIA
Esta época y sus manifestaciones cada vez más dislocadas en materia de cuestiones existenciales, provoca dos reacciones, la auténtica, equilibrada y seria es la de callarse y darle la espalda a la sociedad, porque en el estado actual no merece un sólo minuto de nuestra corta vida desperdiciándola en gente sin cerebro, la otra reacción posible es la mía, que es la de gritar la critica de lo más ridículo que se nos impone diariamente, ahora es la discusión sobre la eutanasia, tema que surge periódicamente.
Convengo en que mi opción es la más absurda, porque es inoperante ante la estupidez, la estupidez es por esencia impermeable a la crítica, dejando de lado las implicaciones religiosas, ya que sabemos que las tres religiones monoteístas excluyen la eutanasia; el sufrimiento es una bendición que Dios nos impone y que se debe soportar estoicamente, absurdo total que es siempre mal dicho y comprendido peor aún; (mi religiosidad que no es dogmática, no me obliga en nada a entrar en esta materia y menos aún en un corto artículo)
Observo que ahora se presenta un “programa de la eutanasia a la carta”, la muerte “se programa” como las vacaciones, solo que ésta en un viatico hacia la Nada.
Jamás pensé que llegaríamos a este grado de estupidez.
Yo no hablaré mas sobre el asesinato de mi Madre a fines del año 2013, bastará decir que ningún caso de enfermedad es comparable e intercambiable a otro, cada enfermedad es vivida de manera distinta por cada individuo, aunque estén clasificadas mundialmente y que presenten rasgos y síntomas similares.
Los más atrevidos están ahora juntando dinero para “programar sus muertes” y pedir por escrito una eutanasia bien detallada en el menú y pagada antes del consumo hacia la Nada.
Parece que saben de antemano cuando y como morirán, ya que para programar algo y saber el costo, es bien sabido que, en toda transacción comercial, se imponen tres elementos, el precio, la fecha, (incierta lógicamente) y la manera.
La única certidumbre que queda abierta es la fecha exacta en que la supuesta “enfermedad incurable” caerá sobre ese ser humano que programa su eutanasia, el resto es delegado à una tercera persona con saber científico y encargada de poner fin “al sufrimiento intolerable”
Los argumentos más sobresalientes son los siguientes:
“Yo no quiero que me vean como un estropajo”
“Yo no quiero vivir en silla de ruedas, con la boca abierta y la mirada extraviada.
“Yo no quiero que mis hijos me vean decrépita. (o)”
“YO, YO, YO…”
Sí, en cuestión de dinero estas personas que eligen el programa de una eutanasia calculada de antemano y que están preparadas para cuando, según ellas, estarán en estado de desechos físicos y mentales; el dinero les otorgará, sin ninguna duda el poder de ser maestros de sus vidas y de la forma que tomará su propia muerte.
Solo que a veces ni el mas millonario y poderoso podrá escapar a una voltereta trágica del destino.
El Hombre de hoy es ya un ser robotizado, su conformación menatla no es la úúú y los valores de cada etapa de la vida, habría para escriv=bir un libro sobre la vejez y la invalidez.
Decir que el conocimiento de la enfermedad de uestros ancianos y la vida degradante que otorgan las casas de reclusión de jubilados, no son elementos que justifiquen una respuesta que defnienda la eutanasia.
Es sabido que en la fase última el “protocolo” médico mundial exige el abreviar el sufrimiento.
No me refiero a ciertos asesinos que en nombre de argucias diabólicas justificarían el no administrar sedativos poderosos para impedir dolores intolerables, la medicina cae aquí en Francia en una perversión que en éste terreno ético no existeen otros países, peros ese es otro asunto.
Mi articulo no analiza las derivas ni las violaciones éticas, me propuse únicamente analizar LA MUERTE A LA CARTA que es la tendencia moderna de hombres mujeres modernos.
¿Como quiere morir?
Yo comprendo, eternas jovencitas en cuerpos de viejas verdes, que se lanzan a su jogging matinal; arrugadas y avejentadas, creen que eliminando el gluten, transpirando con gimnasias cotidianas, se sacarán unos veinte años de encima; esas mismas locas piensan que reservando diez mil euros para el día de su muerte, los hijos y el marido, la verán partir “dignamente.”
La muerte natural como se dice no tiene nada de “natural”
De lo que si estoy segura es de esto: la vejez con amor no tiene nada de “degradante”
Aquel, o aquella que anciana e inválida, tiene el amor y el apoyo de un hijo o hija que a cada instante le hace saber que su respiración, su mirada, su sonrisa son tesoros sin precio y sin delegación a terceros, no deseara morir; la silla de ruedas es una bendición porque nos permite el desplazarnos juntas, que cuando la mirada se pierde, ¡hay alguien que la despierta y le dice “eh mírame estoy aquí!” y allí con una sóla frase, vuelve la sonrisa el lazo se mantienen vivo y cada día es un triunfo de la vida que gana contra la muerte.
Ninguna madre verdadera se preocupa de no estar “eternamente joven” ante sus hijos y ninguna hija va a ver un menoscabo en la vejez e invalidez de su Madre o de su Padre.
La Vejez, la enfermedad y la invalidez en casa y con amor.
Y, cuando las manos no pueden sostener un vaso ni la cuchara, deberá estar allí la hija o el hijo, que la alimentará con cucharitas en la boca, y que cuando la angustia asalta, un beso y un abrazo apaciguarán y se le olvida así el llanto, porque nada remplaza el amor, porque ningún sedativo ni calmante es superior à eso que nadie esta dispuesto a dar, afecto y amor gratuitos y prefieren PAGAR para que sean esos auxiliares desatentos y despreciativos, los que se ocuparán mal, porque son extranjeros al lazo carnal y de sangre de esos ancianos que hasta no hace poco, les dieron la vida, gastando sus juventudes en darles vida y educación hasta que fueron hombres dignos y derechos en la vida.
Claro, si va a enjuiciar la vejez en casas de ancianos, la vida y la muerte se vuelven un infierno antes de tiempo.
¿Como quiere morir?
Elija, por sólo diez mil euros usted será la única que decidirá de su último suspiro.
Pague de antemano le doy una factura; nadie se molestará en los trámites.
Un contrato rápido tal como el de la BOX y de la fibra, rápido y eficaz.
La muerte a la carta en un mundo desquiciado, ciego a la vida, odioso ante la vejez, despreciativo y mortífero con su viejos y ahora anestesiados ante sus ñ
Yo de ese menú no comparto nada y no me sirvo.
Muchas gracias.
Este asunto de la eutanasia programada me llevó a recordar los versos del trovador Joan Manuel Serrat:
“Si la muerte pisa mi huerto
Quien firmará que muerto de muerte natural…”
Nadezhda Gazmuri-Cherniak
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