VÍCTIMA

                   Y

       VERGÜENZA

Estimados Lectores:

¿Saben ustedes una cosa importante que no debe pasarse por alto? Hay un nuevo plan Marshal, éste no toma fin, hay una sola víctima.

Pasa algo así como ciertos inmigrados, son todos víctimas, los hay muy cultos y bien dotados, entonces pueden exigir todo lo que se les ocurra; son “¡muy independientes!”, pero el único problema es que la independencia que ellos reivindican es bien particular, deben darles armas, no tienen, en cambio exceden en coraje; parece que esto sirve de aval…

Nadie negará que son víctimas, no es nuestro propósito alegar algo evidente; el problema es que ahora exigen una “adopción” total; ese país es como un huérfano que busca acojo, se trata de una adopción bien singular. Los paquetes de ayuda desbordan y son copiosos. Sus necesidades son extensas como un pozo sin fondo, la necesidad es abisal y se eterniza.

Acabamos de ver en la televisión que ahora exigen donaciones de comida, les falta comida. Pero ¡son muy independientes!

Dado que el ser víctimas no es culpa de ellos, debemos alimentarlos también. Gastar tiempo en desmenuzar esta situación es una redundancia idiota, porque la sola palabra víctima lo dice todo, sólo que no se puede exigir que haya que desvestir a uno para vestir a otro.

Esa potencia mundial que los defiende al punto de ponernos en peligro de morir en un segundo con la bomba nuclear, puede darse el lujo de repetir su plan Marshal al infinito, pero Europa está en la ruina, no sé de dónde va a sacar Francia más armamento para alimentar su batallón Azov, aprovechamos para aclarar que AZOV no es nazi, no, se trata de ángeles que cantan en el coro de la iglesia ortodoxa los domingos, y en tiempo de guerra asumen el heroísmo patriótico, no soy yo la que lo dice,  es Ucrania que lo aclaró ayer en la televisión: así es que déjense de llamarlos nazis, los neonazis en Ucrania NO EXISTEN, es un problema óptico que sufrimos los occidentales, vamos a pedir una consulta para verificar si no padecemos todos de catarata que vemos nazis por todas partes. Tal como Vladimir PUTIN estamos todos paranoicos con el nazismo. Yo la primera.

Y, en cuanto a los dones de comida, vemos bien problemático el asunto, aquí los nuevos ministros están bien molestos y no saben cómo salir del lío con los pobres que no llegan al fin de mes, sin dinero para ir a hacer las compras de comida y esta catástrofe es algo que no se discute; qué vergüenza, ahora todo el mundo sabe que Francia aloja diez millones de pobres, ¡es un éxito político que sirve de ejemplo a toda Europa!

Ahora se les ocurrió que “los pobres” sin comida deberán recibir un cheque de racionamiento como en período de guerra, sólo que le cambiaron el nombre, ¡ahora se llama “¡cheque de alimentación!”

Es decir que estamos al mismo nivel en que se encuentra la víctima ucraniana, porque llegar al estado de no tener qué comer, es la vergüenza más absoluta que puede soportar un ser humano en un país europeo.

El gobierno, ideó el “cheque de racionamiento” de miedo de que salgan al tomarse la calles los “chalecos amarillos”, es por eso que tuvo la idea no de pedir una colecta a los países vecinos, no porque aquí no hay guerra, si ustedes creen lo contrario háganmelo saber.

Todavía no se ponen de acuerdo en la suma unos dices que será de 60€ el otro bando lo rebaja a 50€; no saben cómo alimentar a los diez millones de pobres franceses que ven los fines de mes como un verdadero fin de mundo.

Hay imbéciles que creen que Francia es una carta postal en que se muestran los hoteles de lujo, las grandes avenidas y creen que todos los franceses vivimos en edificios de estilo Haussmann, la imbecilidad en ese país víctima no tiene límite. Es por eso, por lo que no cesan de pedir, pedir y pedir; es algo irritante, porque el que todos los días llegue el mendigo a pedir, si no tienes nada te obliga a perder la calma, decimos que es irritante, por mantener el nivel de lenguaje lo más elevado posible, aquí las finanzas están por lo bajo, pero el nivel lingüístico debe seguir lo más refinado posible.

Este artículo no es una crítica, no, es una simple reflexión dominical.

Nadezhda Carmen Gazmuri-Cherniak